miércoles, 31 de diciembre de 2014

Cementerio municipal de Avellaneda, el paraíso de la corrupción

cementerio-de-Avellaneda-entradaEl cementerio de Avellaneda, fue creado en 1876, para albergar en su descanso final a los vecinos, lo que lo transforma en uno de los más antiguos del conurbano bonaerense. 

En sus ya centenarios años, el cementerio no ha tenido paz, y desde las denuncias de los visitantes por robos a tumbas, robos a mano armada, profanaciones, venta de esqueletos, venta de bóvedas y “arreglos” para ubicar cuerpos, se suman denuncias por hechos de corrupción. Se han publicado en los medios de prensa las denuncias más impensadas como ser el hecho de que se utilizaron mármoles de placas para la construcción de pisos de comedores o jardines de infantes, robos a la dirección del cementerio que fueron entregas de “muchachos” a los que se les contrato para darles una mano. 

Negocios con las funerarias, cobros indebidos, sectores para desarrollar actividades delictivas, entre las que los vecinos denuncian, desarme de autos, ejercicio de la prostitución, venta de drogas. No hay político que se anime a “poner las manos en el fuego” por quienes han pasado por el cementerio municipal. Todos se acusan, pero a la vez nadie quiere dar precisiones, tal vez porque aún hay muchos en la función pública que deberían tener que dar muchas explicaciones. Todo es tan asombroso que entre las anécdotas de algunos trabajadores se menciona a uno de los curas que solía perder la mirada en las curvas de algunas empleadas. 

Como era de esperar, muchas de las denuncias debieron esperar varios años para trascender en los medios de prensa, ya que los negocios del cementerio involucraban a gente “pasada”, al punto que en una de las intervenciones, donde la dirección tenía dos “jefes” la secretaria de uno de estos sufrió una intimidación por parte de dos motociclistas que la humillaron y hasta le cortaron el cabello a modo de “mensaje mafioso”. 

El concejal José Alessi, era uno de los pocos que se animaba a denunciar hace ya años el abandono del predio del cementerio, y los problemas no eran muy distintos de los actuales, inundaciones, robos, manejos de las ubicaciones y algunos negocios con mutuales o privados que disponían de lo público para sus ganancias. Fue también el que por el año 2009 denunció la utilización de mármoles en los pisos del jardín de infantes CAEM 123 de Villa Corina.  

Una de las fuentes consultadas nos mencionó a un concejal que trabajó en el cementerio y del cual los compañeros no tienen un buen recuerdo, Rodrigo Galetovich, quien llegó a trabajar apadrinado por su padre y su tío ambos funcionarios y que dicen aprendió rápido de la mano de “chirola” un histórico capataz y delegado del sindicato de trabajadores municipales. Consultada la base de datos judiciales, se pueden encontrar una infinidad de demandas promovidas contra el municipio de Avellaneda, desde resarcimientos por daños y perjuicios hasta demandas penales, en las que curiosamente el municipio, alega negligencia por parte de sus empleados en las demandas civiles y deslinda responsabilidad en los delitos de investigación penal. De la lectura de algunas de las demandas surgen hechos como el de superposición de féretros, pérdidas de restos óseos, de cuerpos, cobros indebidos, hurtos y robos de piezas ornamentarías. 

El 1 de noviembre del 2006, el diario Perfil, levanta una nota del diario Infosur, de Florencio Varela, que saca a la luz denuncias de vecinos y concurrentes al cementerio que incluso pudieron entrevistar al director del cementerio Francisco Peralta, quien reconoció la veracidad de las denuncias, al igual que la vicedirectora Elena Fernández, en ese momento los vecinos hasta anunciaban cortes de calles para que se tengan en cuenta los reclamos.

Más cerca en el tiempo, desde la llegada al cementerio de Silvia Cantero, ex concejal y actual esposa de Claudio Yacoy secretario de Derechos Humanos del municipio, las cosas parecían se podían encausar, y desde El Sindical Radio, entrevistamos a la directora, y le dimos nuestro apoyo en su gestión confiados en que ella venía a generar un cambio, con el apoyo de su esposo, la agrupación política que ambos conducen y el apoyo municipal, se hicieron trabajos de limpieza y mejoramiento del edificio, pero al parecer, todo duró muy poco, digamos que sirvió para unas fotos y publicar estos trabajos.

A las denuncias anteriores, se sumaron denuncias que vinculaban a la dirección del cementerio con rituales umbandistas, hecho confirmado por un conocido concejal, que incluso recibió fotos de una ceremonia, en una pelea que desde el entorno del matrimonio de funcionarios dijeron se trataba de una pelea con un Pae del que no supieron explicar los motivos para inculpar a Yacoy y Cantero con este tipo de denuncias. La realidad actual es que el cementerio sigue teniendo los mismos problemas de corrupción y de abandono. 

Se ha llegado al extremo de la impunidad, cuando no hace mucho un equipo de periodistas de América fueron a realizar un informe sobre el estado actual del cementerio y se veía como flotaban los cajones, la suciedad y los riesgos de contaminación para visitantes y trabajadores, y quedó filmado y expuesto en la televisión pública las amenazas de un grupo de empleados del cementerio, es decir, empleados municipales.

A pesar de ello, nadie sancionó a los involucrados o brindaron un comunicado oficial. El máximo responsable del cementerio municipal es el secretario de gobierno y seguridad Pablo Vera, un funcionario al que varias de sus direcciones no dejan de producirle dolores de cabeza y dejarlo en la mira por sus deficiencias y denuncias.

Incluso el miércoles 25 de julio del 2012, la concejal Maia Lata promocionaba una reunión con los directivos del cementerio para contar que en la misma la directora Silvia Cantero les comunicó que se habían perimetrado con alarmas los paredones, colocado cámara de seguridad que funcionan y se monitorean las 24 horas y que lo restante se iba a ir haciendo, propuso la concejal que el cementerio tuviera un vehículo para trasladar a las personas mayores con dificultades motrices, pero dejaron la propuesta para más adelante ya que todo se invertía en las remodelaciones, la realidad es que el cementerio sigue teniendo partes deplorables, que se le dio una lavada de cara y si la concejal realmente tiene esa buena inquietud podría pedirle al intendente Ferraresi que asigne uno de los tantos vehículos que posee el municipio, algunos como los que usa la propia concejal por el solo hecho de ser una “aliada” política.

Por el lado de la memoria y los derechos humanos, fueron varios los miembros que remarcaron el papelón de Jorge Ferraresi y Claudio Yacoy cuando derribaron el muro histórico del sector 134 y realizaron algunas reformas. Son muchos los vecinos que se han manifestado en las redes sociales haciendo denuncias por la situación del cementerio, algunos por los años de residencia en el partido se conocen con Yacoy, una de esas familias, tuvo que dejar de hacer comentarios cuando recibieron la visita de una conocida “puntera” de Sarandí, que se la conoce como “Lita” ya que les sugirió que no sigan metiéndose con el secretario de derechos humanos y con las críticas al cementerio. Solo en un municipio como Avellaneda, pueden ocurrir estas cosas, y que tengamos un cementerio que se ha transformado en un emblema de corrupción, sobre el que incluso han tenido responsabilidad algún que otro ex secretario de gobierno que ahora formará estudiantes de abogacía en la UNDAV, sí, aunque usted no lo crea.

Como siempre, invitamos a los mencionados a realizar su descargo, a presentarles las pruebas recogidas y las fuentes, solo se preservan las fuentes que han brindado testimonios, el resto, constituye información pública de distintos organismos. 

Seguimos trabajando, seguimos investigando, gracias a todos por la confianza.

   

 Por Marcelo Ricardo Hawrylciw

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